Aquí empieza una sección dedicada a todos nuestros compañeros y compañeras que un día se fueron de aquí…pero nunca dejaron de estar en nuestros corazones y en el alma de «El Prado».
Por vosotros y para vosotros.
AGOSTO 2011
CARTA DE UN MAESTRO JUBILADO
PACO CALZADO GUTIÉRREZ
A) Sinopsis de una experiencia profesional
Hablo, al regreso de un viaje
que, apenas concluido, ya es pretérito perfecto.
Rememoro el camino, al que, las dificultades vencidas
lo transfiguran limpio de maleza; pero, desde este alto
se me aparece como vereda de montaña
que, a cada trecho, más se escarpa y dificulta.
Y… siento el vértigo de ver, mi otro yo,
precipitándose al vacío.
P.C.G. -6.3-
B) Presentación:
He sido maestro de Educación Primaria desde el 74 hasta el curso 2009-2010; pertenecí a una de aquellas promociones que accedieron a la Escuela Normal de Magisterio con el título de bachillerato superior y la pertinente aptitud en la prueba de selectividad para ingresar en la Universidad; por lo que, pude haber escogido cualquier tipo de carrera universitaria y opté por la enseñanza; por hacerme Maestro de Enseñanza Primaria que es el reconocimiento que certifica mi título de Magisterio; el que se obtenía en el tiempo en que yo realicé mis estudios.
A lo largo de todos esos años traté de desempeñar mi trabajo con diligencia, responsabilidad y entrega, algunas veces lo conseguí satisfactoriamente, otras, no tanto, y, posiblemente, cometí errores que pudieron no haberse cometido. Soy, pues, un común ejemplo de los miles de funcionarios que en su momento accedieron, tras la preceptiva oposición, al desempeño de la función pública en el ámbito educativo.
Siempre actué con humildad pero sin complejos, con apetecida disponibilidad para afrontar los numerosos cambios que en el marco político, sociolaboral y educativo se han ido produciendo en Andalucía y en toda España, y que, de manera tan determinante, han afectado a la profesión de enseñante y, por ende, a nuestras vidas. Hemos tenido que hacer y, se han de seguir haciendo, grandes esfuerzos de adaptabilidad para afrontar con garantías dichos cambios. Ese esfuerzo al que nos obliga la constante evolución socioeconómica y laboral de nuestro país y del mundo actual, es asumido con total aceptación por la práctica totalidad de enseñantes, dada su profesionalidad; –hemos de enseñar, en fondo y forma, aquello que le posibilite a nuestro alumnado una mejor inserción en ese mundo cambiante-. Sin embargo, existen tantos anacronismos, tanta profusión de normativas, tanta presión por parte de todos los sectores, interesados sólo en imponer sus propios intereses, tal desconfianza social en esta profesión, tal cantidad de cargos intermedios que sólo se ocupan y preocupan de burocratizar el sistema para hacer acopio de datos, estadísticas y pruebas que, finalmente quedan archivadas en impresionantes dosieres que nadie puede ni quiere leer, tal afán de control, tal disparate, que el profesorado está cansado de tanta incompetencia administrativa e incomprensión social.
Suelo visitar mi colegio con relativa frecuencia ya que me unen fuertes vínculos afectivos, tanto por lo que respecta al propio edificio, a su carga de energía positiva que suponen todas las transformaciones que hemos llevado a cabo y en las que he colaborado activamente, como a la labor docente, educativa, social y lúdica que, junto a mis compañeras y compañeros, hemos desarrollado a lo largo de tanto tiempo. Así mismo, por el afecto y amistad que tengo con un buen número de compañeros y compañeras, alumnos, personal laboral, padres y madres.
A propósito de la última visita, mi amiga Gema, “Jefa” de Estudios, me invitó a participar con un artículo en la página web del Centro, que ellos mismos han creado y que está a cargo de Mª José Lara. Obviamente, accedí encantado y quiero exponer mi reflexión personal sobre mi experiencia docente, ahora que lo observo desde fuera y tengo tiempo y libertad suficientes para decir lo que pienso sin mediatización alguna.
Claro está que, es una reflexión subjetiva, tomada de una escuela pública determinada, de un lugar concreto de Andalucía, durante un periodo de tiempo de treinta años, (la misma vida que tiene el colegio El Prado, pues, yo estuve también ejerciendo en otros centros y otros lugares), con unas características socio-laborales y culturales normales, con una forma de entender y practicar la docencia muy personal, por lo que, tal vez, no sea comparable en un cien por cien a la realidad generalizada, pero sí en un alto porcentaje. En todo caso, es una experiencia que puede servir para conocerla, y para extraer de ella algunas conclusiones sobre esa realidad de la docencia
El Colegio El Prado; Una sinopsis de mi experiencia profesional de la que me siento agradecido y orgulloso.
El Comienzo:
Llegamos el 1 de Septiembre a un centro en donde había signos evidentes de una recepción precipitada del edificio para que se pudiera cumplir oficialmente con un calendario que, a todas luces, a la administración, se les había echado encima. Todos los espacios abiertos, patios y corredores, estaban llenos de toda clase de restos de la construcción, (plásticos, embalajes, ferralla, tablas, tableros, molduras, piedras, alambres, cascotes, etc. etc.) Toda la dotación de mobiliario embalado y sin montar, amontonada en los patios y porches. Ningún cargo nombrado. Ninguna disponibilidad de personal ni por parte del Ayuntamiento, ni por parte de la Delegación de Educación. Una orden taxativa de que las clases debían comenzar el día quince de Septiembre y que el Sr. Inspector vendría para comprobar que todo estaba funcionando en dicha fecha. Todo lo demás, era nuestro problema, teníamos que organizarnos, proponer los nombramientos cuanto antes y ponernos manos a la obra para que todo estuviese funcionando perfectamente en la fecha prevista.
Las horas de trabajo, los esfuerzos, y la proeza que fuimos capaces de llevar a cabo en tiempo record, no os la voy a contar, pero os lo podéis imaginar. El día quince habíamos concluido todas las tareas de administración, cargos, programa educativo y organización del Centro, recibimos al alumnado y estaba todo el material organizado, distribuido, y montado y se comenzaron las clases en su horario normal.
¿Por qué lo hicimos así? Podría exponer bastantes argumentos, que seguro que resultarían convincentes. Lo hicimos y nada más. Y estoy segurísimo que todos y todas los que participamos lo recordamos como un reto que fuimos capaces de afrontar con un resultado excelente y, por el que nos sentimos orgullosos, en su momento, y cada vez que lo recordamos.
A veces he caído en la tentación de creer que era cuestión de aquella generación, pero posteriormente se incorporaron y se siguen incorporando otros maestros y maestras que, en un número aceptable, han procedido del mismo modo. Por tanto, es una cuestión personal, motivada por los equipos responsables del Centro y por aquellos maestros y maestras que tienen aptitudes e inquietudes por hacer de su trabajo un reto, como el que he querido comentar de nuestro comienzo a modo de ejemplo. Esa filosofía, esa forma de sentir y de actuar es la que me identifica con muchos de mis compañeros y compañeras y consustancia nuestras convicciones profesionales.
¿Creen ustedes que hubo alguien que reconociera la pluralidad de oficios que tuvimos que desempeñar, sin que nos correspondiera, para cumplir con nuestro compromiso de no perjudicar al alumnado? No hizo falta.
Y desde entonces, y a lo largo de todos los años, ininterrumpidamente, se han ido realizando trabajos, oficios, y actividades que en ningún caso tenían o tienen que ver con nuestra estricta función de enseñar, es decir; programar unos objetivos, planificar los contenidos propuestos en el sistema educativo, aplicar la metodología más apropiada y realizar las evaluaciones correspondientes.
Pero, era nuestro colegio, exactamente igual que si fuera nuestra casa. Y quisimos hacer partícipes a nuestros alumnos de que, ese colegio, era también suyo, nuestro, de todos; maestros, alumnos y padres. Y planificamos un proyecto de participación conjunta por el que, repoblamos forestalmente los espacios abiertos, diseñamos y construimos un salón de usos múltiples, un escenario para actos y teatro, instalamos la música, la iluminación, cortinajes bambalinas, telones, etc. etc. Se diseñó y realizó un huerto escolar, posteriormente un invernadero, se construyeron muebles, se pintaron murales extraordinarios, se adecuaron espacios…, en definitiva, proyectamos nuestra manera de concebir una formación para nuestro alumnado, en la que existiese una implicación más allá de lo estrictamente académico y formal, y que, constituyera una realidad permanente en su día a día. Así, desde entonces hasta hoy, se ha ido transformando y llenando de contenido aquel edificio y material que la administración nos ofrecía y que, además, pedíamos, junto con los padres, a empresas, instituciones y particulares.
Del mismo modo, se cuidaron y favorecieron mucho las relaciones interpersonales entre todos los sectores de la educación. Se favoreció un clima de diálogo, tolerancia, comprensión y afectos que creara un entorno de bienestar. Se diseñó un programa amplísimo de actividades complementarias y extraescolares que favoreciera en el alumnado ese entorno cercano, lúdico-afectivo, que complementara al académico.
Ese espíritu, esa forma de entender la educación y formación de nuestro alumnado ha ido prendiendo en el profesorado que se ha ido incorporando a lo largo de los años y así ha permanecido hasta hoy.
¿Por qué digo hasta hoy y no asevero, indefinidamente? Porque están sucediendo hechos y actuaciones bastante graves, tanto para los profesionales, como para la propia educación pública que, pueden dar al traste con buena parte de esa entrega del docente que no forma parte del estricto cumplimiento del ejercicio de su función y sí del talante y la convicción personal de una forma de ejercer más rica y comprometida de todos y para todos.
Siempre hemos sido conscientes del escaso reconocimiento generalizado que la sociedad tiene respecto de esta profesión, a cuyos profesionales, algunos, quisieran aún verlos despertando la conmiseración de la gente, como les ocurrió a aquellos queridos compañeros del XIX y primera mitad del XX, en que se acuñó la conocidísima frase: “Tienes más hambre que un maestro de escuela” parece que hubiéramos cometido un delito al sernos reconocido un sueldo normalito para vivir como cualquier otro titulado de clase B.
¡Claro está que, nos sale más a cuenta a aquellos que nos enamoramos y nos casamos con un o una colega! pero, en cualquier caso, el sueldo de uno sólo en una familia compuesta por tres o cuatro personas, no es ni para echar cohetes, sino para no descuidarse lo más mínimo.
Siempre hemos encajado estoicamente y sin darle mayor importancia a la lista de tópicos que, son producto más de frustraciones o envidias de aquellos que los sostienen como verdades, que hechos constatables. (Los maestros no trabajan nada. Tienen muchas vacaciones, su trabajo es fijo, ganan mucho dinero, etc. etc.)
Siempre hemos contado con la comprensión y colaboración de la inmensa mayoría de padres y madres y del alumnado que, sí han sabido valorar en su justo término no solo nuestro trabajo pedagógico, sino el dinamizador, educador, socializador y lúdico-afectivo.
Por conciencia profesional fuimos capaces de creer y entregarnos a fondo en el proyecto de la Reforma Educativa de la década de los 90, con todos los sacrificios y dedicación que ello nos conllevó. Lo hicimos por convicción, no pedimos nada a cambio, sólo participar en la creación de unos Centros de interés muy concretos de nuestro entorno, desarrollar los objetivos, los contenidos, crear nuestro propio material, consultar multitud de fuentes, aplicar un método científico de trabajo para el alumnado y programar las pruebas de evaluación propias para hacer el seguimiento de esa experimentación.
A pesar del desencanto que sufrimos, al cortar de improviso y sin explicación aquel proyecto, seguimos, entonces, y siguen trabajando mis colegas con la misma entrega, con la misma convicción, con la misma implicación en fomentar una educación integral. Llevando a cabo en el colegio multitud de programas interdisciplinares de coeducación, normas de tráfico, de conocimiento ambiental: prácticas y preservación del medio ambiente, interculturalidad, ayudas a O.N.Gs., conciencia ciudadana, reciclaje de residuos, convivencia, planes de evacuación, celebraciones puntuales (Constitución, Andalucía, Navidad, Semana Santa, medio ambiente, semana cultural, día del libro, fiesta de convivencia, viajes programados para el alumnado, etc. etc. etc.).
Decía que me sentía preocupado por lo que pueda pasar en el futuro inmediato o no tan inmediato porque, una cosa es tener que soportar esas incomprensiones y falsas acusaciones, a las que estamos acostumbrados y no nos movieron nunca de nuestras convicciones y planteamientos, y otra muy distinta es que, los propios responsables del Sistema Educativo quieran echar por tierra, de un plumazo, todos los logros que hemos conseguido con la ayuda inestimable de los padres para un reconocimiento salarial digno, un aumento paulatino de las inversiones en educación, una mejora en ratio, programas de atención individualizada, y todos aquellos programas que he enumerado anteriormente, y que nos han costado más de treinta años de lucha.
Los recortes que se anuncian darán al traste con todos esos logros de calidad conseguidos aduciendo a la falta de presupuesto.
Y… nuestro patrón: El Ministerio y la Consejería de Educación nos anuncia:
Como no hay presupuesto, no voy a contratar a cuantos maestros sea necesario, (Aunque se anuncia que en Andalucía será distinto, hay que esperar para ver) os voy a rebajar a todos el sueldo, voy a aumentaros las horas de trabajo, os voy a meter a más alumnos en cada clase, no os voy a jubilar según LOGSE ni voy a crear oposiciones, “os voy a castigar si recreo”, o lo que haga falta.
Y el maestro, y todo el funcionariado, perplejo, ¿se pregunta?:
-¿Por qué? ¿Qué ha pasado? ¿Por qué a mí? ¿Por qué a la Educación, que todo el mundo dice que es tan importante?
-Es que los banqueros han engañado estafado y han gestionado muy mal el dinero de los ahorradores e inversores, se han quedado sin ninguno y tengo que darle todo el que necesitan.
-Modifique el impuesto de las grandes empresas y fortunas y métale mano al fraude fiscal, que con eso hay de sobra para resolver el problema.
-No puedo, porque tengo miedo que se cabreen y se lleven todo el dinero a paraísos fiscales.
-Indague en esos paraísos fiscales y recupere el dinero que necesita.
-Lo único que me atrevo a hacer es perdonarle a los defraudadores, blanqueadores, delincuentes, etc. que tengan dinero negro para ver si al menos pillo un mínimo gravamen del 10%.
-Pero si a todos los contribuyentes nobles, leales, ahorradores, trabajadores honrados, nos cobras entre el 20 y el 35%. Cóbrele a estos al menos lo mismo, si no es capaz de hacer lo que tenía que hacer.
-¡Mira! ¡No me calientes más la cabeza!
De Sanidad, lo quito, para ver si con los recortes, aumentan las deficiencias de atención a los más desfavorecidos, y se van muriendo viejos, parados, inmigrantes, enfermos crónicos y demás, que son los que más parte del presupuesto se llevan y así mato dos pájaros de un tiro, nunca mejor dicho. ¿Te enteras?
-Y… quitarlo a la Educación, “lo tengo a huevo”, no tengo que quitarlo, es que no lo doy, es lo más fácil, y además, como la sociedad os quiere tanto, no pierdo ni un voto. Así que agua y ajo. Además, esto que no se entere nadie. Lo más costoso para mí, como estado, es la sanidad, la educación, la seguridad social y las ayudas al desempleo. Y lo que más quebraderos de cabeza me da, como político, es tener que gestionar estos servicios tan caros; así que, estoy pensando en privatizarlo todo y me quedo como perro al que le quitan las pulgas. Que cada quien se arregle como pueda.
Os pido disculpas por haber concluido, en clave de humor, esta preocupación honda que siento por el futuro que nos espera a los jubilados, profesionales de clase media, baja, y sectores más desfavorecidos, y sobre todo, para con mis compañeros.
La situación, y los argumentos que esgrimen para hacer lo que están haciendo es para deprimirse.
P.C.G. .6.3
DICIEMBRE 2014. PUBLICADO EN LA WEB DEL COLEGIO
HOMENAJE A UN MAESTRO JUBILADO
ANTONIO J. PALOMINO GARCÍA
Tras 35 años de docencia, incansable, siempre dinámico y comprometido, activo y solidario, nuestro compi Antonio (más conocido como «Palomino»), se nos marcha del cole, al que perteneció casi toda su vida laboral. El próximo 8 de enero será su último día activo en el colegio. Ha sido un maestro que hasta el último minuto ha estado renovando su pedagogía, (utilizando las nuevas tecnologías), inventando casos prácticos para explicar las teorías, Las poleas 5º de Primaria, Reloj del sol
Comprometido con el medio ambiente (pertenece a la Asociación MEJORANA), el principal artífice de que el colegio sea ecoescuela, tenga un jardín botánico y un huerto precioso y productivo.
Ha hecho amar a sus alumnos las plantas, a reciclar convencidos de cuidar y tener un mundo mejor y más verde;
ha conseguido que sus niños quieran al teatro y las marionetas, las letras y los números (su debilidad);
ha estado tanto para arreglar una máquina como para hacer un títere, como para dejarnos sus plantillas y demás modelos de documentos y cuadernillos de viaje, acondiciona una sala como repara averías, mantiene una pared rota, pone en valor con sus propias manos un huerto o un jardín botánico, busca miles de recursos para todos o simplemente, está ahí cuando lo necesitamos.
Ha estado en todas las reformas y ha superado el paso del tiempo en las aulas
Metódico y perfeccionista, le gusta explicar y explicar hasta que al alumno lo ha aprendido… Hasta en la forma de hacer jabón natural se notaba su manera de trabajar, pulcra y metódica
lo mismo planta habas en la tierra del Prado como en la playa
Colaborador, ayuda al que viene nuevo y al que lleva muchos años, siempre con ilusión hasta el último momento que ha estado de apoyo en este trimestre, Amigo de sus amigos y gran compañero
Le gusta la naturaleza, ama la vida y lo intenta inculcar a todos, viajero y soñador.
Se ha involucrado en los equipos de dirección y colaborado con todos los que han pasado por El Prado
Y ahora ¡qué va a ser El Prado sin él o él sin el Prado! Imaginemos que seguirá latiendo su corazón de maestro en nuestro Prado y que él seguirá sintiendo nuestro calor y nuestro agradecimiento siempre. Ha sido y será por siempre un MAESTRO con mayúsculas. Por devoción y por dedicación se ha merecido ya un descanso laboral diario pero estamos seguros que no parará ni un minuto en su vida. Su forma de ser no dejará que una planta deje de nacer y crecer, una protesta a la injusticia deje de ser oída, no dejará de perfeccionar algún documento o recurso que nos traerá a clase, no dejará de ser Palomino.
Además, aún sus cosas (¡sus miles de cosas!) están sin recoger… Y quedan muchas Navidades para que nos deje su magia en el Portal de Belén, como este año…
Aquí tienes tu modesto homenaje virtual, nuestro abrazo de todos los que formamos parte de la Comunidad Educativa de El Prado desde siempre hasta hoy. Sigue latiendo verde Antonio, tuyo es El Prado
¡¡¡HASTA SIEMPRE MAESTRO!!!
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